Esto no significa que ando por la vida escondiéndome, pero tampoco mostrándome. La situación se va dando a conocer por sí sola, con el correr de los días. Pero no se oficializa, aunque sí. No es serio, aunque sí. No se conoce a las familias, aunque ellas - o por lo menos la mía - saben de la existencia de la otra persona.
Y descubrí que así soy capaz de valorar en serio. De querer en serio, sin importar qué piense el resto. Descubrí que las cosas son mejores si se hacen más tranquilas, sin apuros, sintiendo cada momento, disfrutando cada segundo al existir la incertidumbre del próximo encuentro. Con ganas siempre de más. Y con la certeza de que lo que siento es real, y no lo siento por la situación - ya que la situación en sí no existe, no existe un contexto que acompañe el "supuesto" sentimiento en tal caso -, sino que lo siento con el corazón.
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